MEDIO AMBIENTE Otro informe denuncia contaminación en la zona aledaña al parque industrial de Burzaco
La ONG Greenpeace aseguró que hay una alta posibilidad de que en el agua haya exceso de níquel y plomo. También se encontraron contaminantes orgánicos en el arroyo del Rey, que cruza el Parque. Para el Foro Hídrico, la actividad industrial en el parque y el distrito “está descontrolada”.
Por Diego Lanese
dlanese@diariodelsurdelgba.com
Desde lejos, las casitas bajas y humildes que forman el barrio El Hornero forman un cuadriculado irregular, apretado, denso. Lindante con el Parque Industrial de Burzaco, esta populosa barriada de Almirante Brown viene siendo nota en materia de contaminación. Y no es para menos. A la denuncia realizada el año pasado sobre la presencia de agua no apta para el consumo humano, se suma una nueva alerta sanitaria: según un informe, en el agua del lugar y en el arroyo Del Rey hay presencia de metales, entre ellos plomo y níquel, además de contaminantes orgánicos. Para el Foro Hídrico de Almirante Brown, este informe viene a confirmar “el descontrol industrial” que la entidad y los vecinos vienen denunciando.
El informe lo presentó la ONG ambiental Greenpeace, quien estuvo a cargo de la denuncia por la presencia de agua contaminada. Bajo el título “Riachuelo, 200 años de contaminación”, el trabajo hace especial eje en la situación del barrio de Almirante Brown, al que llegó luego de la denuncia de los vecinos sobre el vertido del parque de distintas sustancia. “Estas denuncias también llegaron a Greenpeace, quien decidió tomar diversas muestras para analizar y documentar lo que está sucediendo allí desde el punto de vista de la contaminación industrial. Se tomaron muestras de agua superficial del Arroyo El Rey, río arriba y río abajo del Parque industrial; de efluentes industriales de descargas ‘pluviales’; todas acompañadas por los sedimentos asociados”, explica el informe.
Los resultados hablan por si solos. Según la entidad, los resultados de los análisis —realizados en un laboratorio de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido— son más que alarmantes, y sugieren que “en ese lugar se estaría vertiendo cobre, zinc, plomo, cromo, níquel y cadmio. Por ejemplo, los niveles de cobre y zinc en los sedimentos río abajo fueron 15 y 10 veces mayores, respectivamente, que los hallados río arriba. El plomo fue seis veces mayor y el cromo y el níquel, dos”.
Además, los análisis encontraron “la presencia de contaminantes orgánicos como bencenos clorados, hidrocarburos aromáticos, el disruptor hormonal nonilfenol o distintos tipos de ftalatos en los sedimentos recolectados río abajo del Parque, junto con su hallazgo cerca de las descargas industriales (lo que) es una muestra de que este Parque está contribuyendo al deterioro del arroyo El Rey”.
Por Diego Lanese
dlanese@diariodelsurdelgba.com
Desde lejos, las casitas bajas y humildes que forman el barrio El Hornero forman un cuadriculado irregular, apretado, denso. Lindante con el Parque Industrial de Burzaco, esta populosa barriada de Almirante Brown viene siendo nota en materia de contaminación. Y no es para menos. A la denuncia realizada el año pasado sobre la presencia de agua no apta para el consumo humano, se suma una nueva alerta sanitaria: según un informe, en el agua del lugar y en el arroyo Del Rey hay presencia de metales, entre ellos plomo y níquel, además de contaminantes orgánicos. Para el Foro Hídrico de Almirante Brown, este informe viene a confirmar “el descontrol industrial” que la entidad y los vecinos vienen denunciando.
El informe lo presentó la ONG ambiental Greenpeace, quien estuvo a cargo de la denuncia por la presencia de agua contaminada. Bajo el título “Riachuelo, 200 años de contaminación”, el trabajo hace especial eje en la situación del barrio de Almirante Brown, al que llegó luego de la denuncia de los vecinos sobre el vertido del parque de distintas sustancia. “Estas denuncias también llegaron a Greenpeace, quien decidió tomar diversas muestras para analizar y documentar lo que está sucediendo allí desde el punto de vista de la contaminación industrial. Se tomaron muestras de agua superficial del Arroyo El Rey, río arriba y río abajo del Parque industrial; de efluentes industriales de descargas ‘pluviales’; todas acompañadas por los sedimentos asociados”, explica el informe.
Los resultados hablan por si solos. Según la entidad, los resultados de los análisis —realizados en un laboratorio de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido— son más que alarmantes, y sugieren que “en ese lugar se estaría vertiendo cobre, zinc, plomo, cromo, níquel y cadmio. Por ejemplo, los niveles de cobre y zinc en los sedimentos río abajo fueron 15 y 10 veces mayores, respectivamente, que los hallados río arriba. El plomo fue seis veces mayor y el cromo y el níquel, dos”.
Además, los análisis encontraron “la presencia de contaminantes orgánicos como bencenos clorados, hidrocarburos aromáticos, el disruptor hormonal nonilfenol o distintos tipos de ftalatos en los sedimentos recolectados río abajo del Parque, junto con su hallazgo cerca de las descargas industriales (lo que) es una muestra de que este Parque está contribuyendo al deterioro del arroyo El Rey”.
“Actividad descontrolada”
El informe ambiental no hizo más que confirmar las denuncias que se vienen realizando en el barrio, y que involucran la actividad de este parque, ubicado en un predio de más de 550 hectáreas inaugurado en 1993. “El informe de Greenpeace no hace más que confirmar lo que sostenemos y hemos verificado in situ con los vecinos impactados en su salud e informes científicos originados desde donde pudimos como ciudadanos y desde el lanzamiento del Foro Hídrico y de Saneamiento Ambiental de Almirante Brown”, aseguró a Diario del Sur Juan Vegué, referente de la entidad local, quien adelantó que desde el Foro “estamos muy conformes de que una ONG como la mencionada, sustentada por análisis confiables de laboratorio imparcial y no influenciada políticamente, ratifique la presencia de vuelcos asesinos industriales que para nosotros equivalen a crímenes de lesa humanidad”.
“Particularmente, toda la actividad industrial en Burzaco, como en el país, está descontrolada concientemente por el Estado en materia de planes de contingencia ante una emergencia ambiental por escapes tóxicos y controles sobre los vuelcos sin pasar por la correspondientes plantas de tratamientos de acuerdo con la actividad que desarrollan y que la gran mayoría no utiliza porque no la tienen o por evitar costos. Obviamente, los pocos controles del Estado en estos puntos son muy débiles, no así cuando se trata de compartir ganancias con los empresarios”, dijo Vegué a este medio.
Los análisis fueron realizados por la entidad ambientalista tanto antes como después de pasar por el Parque de Burzaco, y se encontraron distintas irregularidades, que incluyen a grandes empresas que no cumplen con la seguridad ambiental. Así, por ejemplo, se encontraron, en una muestra tomada en un caño subterráneo debajo de la calle Ortiz, niveles de cobre y zinc “algo superiores a la concentración en el agua superficial río arriba”. “Las descargas también mostraron la presencia de hidrocarburos alifáticos, 1,4 diclorobenceno y un compuesto conocido como Galaxolido (musk) que se emplea en productos de cuidado personal”.
Para Vegué, esta situación “tergiversa el objetivo de la creación de parques industriales, que además continúan creciendo contrariamente a la reglamentación vigente sin la infraestructura necesaria para garantizar la calidad de vida alrededor de su zona de influencia y aguas abajo. Contaminan las napas, la tierra, los cursos de agua, el aire y en consecuencia la vida en zonas urbanas donde se les permite oficialmente interactuar sin red sanitaria domiciliaria, prestándole poca atención al ciudadano común y su hábitat”.
La situación del barrio “El Hornero” no es nueva, y viene movilizando al Foro y otras entidades ambientales en reclamo de mejoras. Esta barriada tiene marcadas y visibles falencias, como señalan desde el Foro y el informe de Greenpeace: las calles no están asfaltadas y la iluminación es bastante precaria. El barrio también carece de cloacas y agua potable y, según los estudios difundidos por Greenpeace y otros organismos, “el agua no es apta para consumo humano”.
“Particularmente, toda la actividad industrial en Burzaco, como en el país, está descontrolada concientemente por el Estado en materia de planes de contingencia ante una emergencia ambiental por escapes tóxicos y controles sobre los vuelcos sin pasar por la correspondientes plantas de tratamientos de acuerdo con la actividad que desarrollan y que la gran mayoría no utiliza porque no la tienen o por evitar costos. Obviamente, los pocos controles del Estado en estos puntos son muy débiles, no así cuando se trata de compartir ganancias con los empresarios”, dijo Vegué a este medio.
Los análisis fueron realizados por la entidad ambientalista tanto antes como después de pasar por el Parque de Burzaco, y se encontraron distintas irregularidades, que incluyen a grandes empresas que no cumplen con la seguridad ambiental. Así, por ejemplo, se encontraron, en una muestra tomada en un caño subterráneo debajo de la calle Ortiz, niveles de cobre y zinc “algo superiores a la concentración en el agua superficial río arriba”. “Las descargas también mostraron la presencia de hidrocarburos alifáticos, 1,4 diclorobenceno y un compuesto conocido como Galaxolido (musk) que se emplea en productos de cuidado personal”.
Para Vegué, esta situación “tergiversa el objetivo de la creación de parques industriales, que además continúan creciendo contrariamente a la reglamentación vigente sin la infraestructura necesaria para garantizar la calidad de vida alrededor de su zona de influencia y aguas abajo. Contaminan las napas, la tierra, los cursos de agua, el aire y en consecuencia la vida en zonas urbanas donde se les permite oficialmente interactuar sin red sanitaria domiciliaria, prestándole poca atención al ciudadano común y su hábitat”.
La situación del barrio “El Hornero” no es nueva, y viene movilizando al Foro y otras entidades ambientales en reclamo de mejoras. Esta barriada tiene marcadas y visibles falencias, como señalan desde el Foro y el informe de Greenpeace: las calles no están asfaltadas y la iluminación es bastante precaria. El barrio también carece de cloacas y agua potable y, según los estudios difundidos por Greenpeace y otros organismos, “el agua no es apta para consumo humano”.
La deuda sanitaria del conurbano
Por D.L.
La contaminación del agua y el suelo en el conurbano es una de las deudas más importantes que tiene el país con sus habitantes. En los distritos de la región, millones de personas viven diariamente sin las condiciones sanitarias mínimas. Según datos de la empresa estatal Aguas y Saneamientos Argentinos (AySA), en la región metropolitana viven 11 millones de habitantes (entre Capital Federal y los distritos de la provincia), de los cuales 2.800.000 no cuentan con agua potable y alrededor de 5.300.000 siguen sin cloacas.
“En el conurbano bonaerense, por nombrar la zona más poblada, bebemos agua contaminada sin controles sanitarios de ningún tipo en el 60 por ciento del total de la población. Han fracasado sistemáticamente todos los intentos de avanzar en el tema y así continuará, porque realmente no encontramos como Nación la vocación imprescindible para invertir en calidad de vida. Como prueba de ello somos testigos de los inmensos gastos del Estado en los festejos por el Bicentenario, que por supuesto avaló el pueblo con su presencia masiva”, criticó Juan Vegué, referente del Foro Hídrico de Almirante Brown.
En diálogo con Diario delSur , Vegué aseguró que “un tanto parecido ocurre en los distritos y provincias donde las prioridades son otras diferentes a las obligaciones del Estado, digo, infraestructura sanitaria como punto de partida para el desarrollo humano. A pocos les importa que no se respete el derecho humano al agua potable segura, aunque sea un derecho humano con rango internacional”.
¿Cómo se puede salir de este estado de cosas?
—Proyectando, ejecutando y cumpliendo con la obligación del Estado de darnos la red de agua potable, la red de cloacas y las plantas de tratamiento necesarias, acompañadas de un mejor control estatal sobre estos empresarios asesinos del hábitat; las cuencas inician automáticamente su saneamiento, que podremos acelerarlo con otra inversión a debatir abarcativamente, pero en ese caso, estaríamos ante un Estado que respeta los derechos humanos de sus ciudadanos, tiene autoridad moral para llamarse defensor de los derechos humanos y cumple con sus obligaciones indelegables de devolver los impuestos en obras que hacen a la felicidad de su pueblo.
La contaminación del agua y el suelo en el conurbano es una de las deudas más importantes que tiene el país con sus habitantes. En los distritos de la región, millones de personas viven diariamente sin las condiciones sanitarias mínimas. Según datos de la empresa estatal Aguas y Saneamientos Argentinos (AySA), en la región metropolitana viven 11 millones de habitantes (entre Capital Federal y los distritos de la provincia), de los cuales 2.800.000 no cuentan con agua potable y alrededor de 5.300.000 siguen sin cloacas.
“En el conurbano bonaerense, por nombrar la zona más poblada, bebemos agua contaminada sin controles sanitarios de ningún tipo en el 60 por ciento del total de la población. Han fracasado sistemáticamente todos los intentos de avanzar en el tema y así continuará, porque realmente no encontramos como Nación la vocación imprescindible para invertir en calidad de vida. Como prueba de ello somos testigos de los inmensos gastos del Estado en los festejos por el Bicentenario, que por supuesto avaló el pueblo con su presencia masiva”, criticó Juan Vegué, referente del Foro Hídrico de Almirante Brown.
En diálogo con Diario delSur , Vegué aseguró que “un tanto parecido ocurre en los distritos y provincias donde las prioridades son otras diferentes a las obligaciones del Estado, digo, infraestructura sanitaria como punto de partida para el desarrollo humano. A pocos les importa que no se respete el derecho humano al agua potable segura, aunque sea un derecho humano con rango internacional”.
¿Cómo se puede salir de este estado de cosas?
—Proyectando, ejecutando y cumpliendo con la obligación del Estado de darnos la red de agua potable, la red de cloacas y las plantas de tratamiento necesarias, acompañadas de un mejor control estatal sobre estos empresarios asesinos del hábitat; las cuencas inician automáticamente su saneamiento, que podremos acelerarlo con otra inversión a debatir abarcativamente, pero en ese caso, estaríamos ante un Estado que respeta los derechos humanos de sus ciudadanos, tiene autoridad moral para llamarse defensor de los derechos humanos y cumple con sus obligaciones indelegables de devolver los impuestos en obras que hacen a la felicidad de su pueblo.
Nota sacada de :